Una tarde en Villarreal me quedé después del entrenamiento para practicar tiros a portería. Vi a Manuel Pellegrini mirando y me acerqué a hablar con él.
“¿Por qué te llaman ingeniero?”, le pregunté. Me habló de su vida como ingeniero en Santiago, su ciudad natal, y de cómo compaginó sus estudios con ser futbolista y trabajar en edificios.
Le pregunté acerca de los terremotos ya que la capital chilena ha sido víctima en varias ocasiones de seísmos de gran magnitud. Explicó que trabajar con edificios en una zona de actividad sísmica era otro de los retos de un trabajo especialmente arduo pero que había trabajado en dos edificios que habían sobrevivido a los terremotos. Estaba orgulloso de ello; me dijo que había vuelto para comprobar si todavía se mantenían en pie. Era un hombre que no dejaba nada de lo que hacía al azar, tanto en su faceta de ingeniero como en la de entrenador.
Lo planificaba todo hasta el último detalle pero sin perder nunca la calma y confiando siempre en que sus jugadores harían lo que les pedía. Y, si no lo hacían, entonces se lo reprochaba en privado o delante de otros jugadores, según le parecía más apropiado. Animaba siempre a los jugadores más jóvenes, comentándoles lo que hacían bien y lo que hacían mal.
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Pellegrini es un entrenador excelente y una gran persona. Es un hombre inteligente que tenía una vida antes del fútbol y que sigue teniéndola fuera de él. En el trabajo, el fútbol absorbe toda su atención pero una vez en casa sus intereses son otros. Es un hombre culto que sabe de libros, lugares y películas, y habla inglés. Ya había estado en Inglaterra en los años ochenta para asistir a un curso de entrenadores dirigido por Sir Alex Ferguson en Lilleshall.
Pellegrini no habla mucho con los medios de comunicación ingleses y se le critica por ello tachándole de soso. Sin embargo, después de trabajar con él día tras día durante varios años, os puedo asegurar que no es así aunque me imagino las razones por las que prefiere hablar poco.
Como futbolista, ser entrevistado formalmente por un periodista en quien puedes confiar porque sabes que reproducirá fielmente tus opiniones puede ser una experiencia agradable. Con los medios ingleses hace ya mucho tiempo que aprendí a tener especial cuidado con lo que digo, incluso en Japón donde hace poco me entrevistaron unos ingleses. Unas semanas más tarde amanecí con unos titulares y unas declaraciones mías que expresaban casi lo contrario de lo que había dicho en realidad. Se tergiversaron mis palabras fuera de contexto y esto es algo cada vez más peligroso puesto que las palabras recorren el mundo a través de internet y a menudo son malinterpretadas. ¿Podemos reprocharles a los jugadores y entrenadores de categoría que apenas abran la boca?
Pellegrini fue criticado después de que su equipo perdiera contra el Barcelona, un club al que estaba vinculado hace tan solo un par de meses. Esto nos demuestra lo rápido que pueden cambiar las cosas en el fútbol. Es uno de los diez mejores técnicos del mundo y lo ha demostrado en los clubes que ha dirigido. Si se marchara del City no tardaría en encontrar otro trabajo de alto nivel.
Es un entrenador para el que me encantaba jugar y que supo sacar lo mejor de mí cuando me fichó para el Villarreal. Mi confianza aumentó considerablemente durante mi primera temporada bajo su dirección. Pellegrini me alineaba en el once inicial cada semana, el máximo deseo de cualquier jugador pero hizo mucho más que aumentar mi confianza después de una época difícil en el Manchester United. Se mantenía tranquilo incluso cuando yo no lo estaba.
Llevaba acumulados muchos tantos pero todavía estaba a cuatro goles del máximo goleador de la liga Samuel Eto’o cuando disputamos el partido contra el Barcelona el 22 de mayo. Ellos ya eran campeones pero yo marqué un hat-trick en el Camp Nou y empatamos a 3. Eto’o falló un penalti. Anteriormente ya había marcado dos tantos contra el equipo blaugrana en un partido en casa que ganamos 3-0.
A tan solo un gol de Eto’o y todavía con un partido por jugar debería haberme sentido lleno de confianza; sin embargo me podían la ansiedad y los nervios. Así era yo y Pellegrini lo sabía. También sabía cómo manejarme así que me sustituyó en un partido.
“¿Por qué me sustituyes?” pregunté furioso, “Intento conseguir el premio de máximo goleador.”
“De la manera que juegas no vas a marcar,” respondió.
Nuestro último encuentro fue en casa contra el Levante que necesitaba ganar para mantenerse en primera. Me concentre tanto en el partido que olvidé que el Barcelona jugaba la noche anterior. Pellegrini me comunicó el resultado cuando me dirigía al ascensor en el hotel del equipo. Entonces supe que necesitaba marcar un gol para igualar a Eto’o y dos para lograr el título de Pichichi pero luego marque dos tantos contra el Levante y conseguí mi primer Pichichi y mi primera Bota de Oro.
“Trata de estar tranquilo mañana,” dijo. “No te preocupes.” Unas palabras simples y reconfortantes pero efectivas, como cuando el médico te dice que te vas a poner bien, porque confiaba en él, creía en él. Íbamos perdiendo 0-1 pero luego marqué dos tantos contra el Levante y conseguí mi primer Pichichi y mi primera Bota de Oro.
Diego dice ten cuidado con ...
Cuando hace un año llegué a Japón, pensé que la Liga de Campeones de Asia era un gran acontecimiento, especialmente considerando que Japón cuenta con algunos de los equipos más fuertes de Asia. Pero no es así. La Liga Japonesa es mucho más importante y recibe cinco veces más cobertura mediática. Hay muchos más periodistas cubriendo los partidos de la Liga japonesa y también muchos más espectadores. La Liga de Campeones de Asia, que ha arrancado esta semana, parece tener más importancia en el occidente del continente asiático que donde yo estoy, pero tampoco he tenido la oportunidad de jugarla.
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