Diego Forlan: Si no hay nada por lo que luchar al final de la temporada, es difícil disfrutar viendo los encuentros

 John Sibley / Reuters
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He sido padre por segunda vez esta semana después de que mi mujer diera a luz a una niña llamada Luz, así que no he dedicado toda mi atención a los partidos de fútbol europeo en televisión.

Aunque realmente no importaba mucho ya que muchos de estos partidos no significaban nada. Vi partes de encuentros entre equipos de la mitad de la tabla, a salvo del descenso, que no podían optar a un título ni clasificarse para una competición europea.

Estos partidos a menudo son una birria. Se ven asientos vacíos en estadios que están siempre llenos como en el del Arsenal o Southampton esta semana, a pesar de que el Manchester United fue el equipo visitante de este último.

Se ve el bajón de forma de algunos equipos cuando se dan cuenta de que están a salvo o de que sus entrenadores se van a ir. El Celta de Vigo, que ha hecho una buena temporada en las Copas, ha perdido siete de sus últimos ocho partidos de liga, puesto que ha dedicado toda su atención a las Copas.

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Las Palmas, que llegó a liderar la liga por primera vez en su historia al comienzo de esta temporada, ha perdido siete de sus últimos nueve encuentros. Para los aficionados, esto es desolador.

Aunque el resultado del encuentro entre el Southampton y el United fue de empate a cero, se ven muchos partidos con marcador alto al final de la temporada. Si no hay nada en juego, conscientemente o no, los jugadores no están tan centrados o motivados como podrían estarlo.

Forma parte de la naturaleza humana y doy las gracias de que, a mí, solo me pasara un par de veces a lo largo de mi carrera. Normalmente jugaba en equipos que competían para ganar trofeos. En el United era para ganar la liga; en España, en el Villarreal y en el Atlético perseguíamos clasificaciones europeas.

También esperaba convertirme en el máximo goleador de la liga, algo que logré dos veces. En ambos casos, en 2005 y 2009, estuve peleando hasta el último momento con Samuel Eto’o del Barcelona.

Al igual que yo, Eto’o ganó el pichichi dos veces y la segunda vez también se decidió el último día. Iba por detrás de él, pero marqué un hat-trick para el Atlético de Madrid en el campo del Athletic de Bilbao en un partido que ganamos 4-1. Con estos goles adelanté a Eto’o.

Siempre traté de estar en un club que compitiera para ganar trofeos, pero he jugado partidos de final de temporada que no significan nada y no los he disfrutado.

Juegas al fútbol para ganar y cuando estás en una situación en la que no hay nada que ganar es como si hubieras fallado en tu objetivo. Es difícil motivarse. Cuando oigo la frase “¿ya estamos de vacaciones?”, admito que tiene algo de verdad.

Evidentemente estás deseando un descanso después de una larga temporada que comienza en junio y termina en mayo. Es difícil por diferentes razones. Está el aspecto físico, pero también el mental. Es completamente normal que se despida a un entrenador o que te lesiones, te sancionen o que tengas dificultades a lo largo de una temporada de fútbol.

El conflicto puede surgir con los medios de comunicación, los aficionados o la incertidumbre acerca de tu futuro. No estoy buscando que me compadezcan porque la vida de un futbolista es fantástica y tiene muchas ventajas. Cobrar para jugar es un honor, pero, aun así, se necesita un descanso del fútbol, para despejar la cabeza, relajarse y volver fresco.

Solo tuve un gran problema de este tipo. Jugaba para el Inter de Milán en 2011 y tuve una temporada difícil. Me lesionaba continuamente y no conseguí jugar más de seis partidos seguidos. El equipo no lo estaba haciendo muy bien, y yo quería irme y empezar de nuevo. No veía el día de que se acabara la temporada.

Sin embargo, algunas circunstancias son diferentes. Si has pasado toda la temporada luchando para evitar el descenso en un equipo que solo quiere quedarse en primera y lo logras cuando solo quedan dos partidos para jugar, vas a disfrutar los dos últimos encuentros sin esta sofocante presión.

Puedes jugar, volver a casa y jugar al golf o comer en un restaurante con tu familia.

Les sorprendería el número de futbolistas en todo el mundo que no pueden ir a un restaurante y mostrar sus rostros en público porque su club tiene problemas. A lo mejor los jugadores no han hecho nada malo, pero si los aficionados no están contentos –sea por la razón que sea– entonces cualquiera se convierte en blanco para descargar su frustración y un jugador, a su modo de ver, es un objetivo, independientemente de lo que esté haciendo o de con quien esté.

Habrá muchos jugadores esperando sus vacaciones ahora. Si miro los partidos de este fin de semana en Inglaterra, algunos no significan casi nada. Los jugadores solo querrán superarlos sin lesionarse. Por supuesto que quieres jugar bien y el fútbol sigue siendo agradable, incluso para alguien que lo hace por trabajo, pero con el Chelsea ya campeón y los lugares de descenso decididos, lo único en juego está saber quién se posicionará en cuarto lugar y se clasificará para la Champions, si el Arsenal o el Liverpool.

El Liverpool, en casa contra el Middlesbrough que ya ha descendido a segunda división, es el claro favorito.

Mi antiguo club el Manchester United realmente debería estar entre los primeros cuatro de Inglaterra, pero va a terminar sexto. Es una gran decepción para el United, pero tiene la final de la Europa League la próxima semana, una competición que yo gané con el Atlético. Espero que veamos a un United muy diferente del que hemos visto en las últimas semanas y creo que así será.

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