Jugué en el último partido de Zinedine Zidane para el Real Madrid en 2006. El Bernabéu estaba lleno –78.000 aficionados del Madrid– y yo marqué dos veces en un encuentro que acabó en empate a tres. El segundo gol llegó en el minuto 85, lo cual nos daba ventaja en el marcador. Pensé que estábamos a punto de obtener una victoria memorable pero ya se sabe cómo es el Madrid. Consiguieron empatar a dos minutos del final.
Tras el pitido final del encuentro le deseé a Zidane lo mejor para el futuro. Era evidente que se trataba de una noche emocionante para él, el último partido de su carrera para su club. Seis semanas después disputó su último partido de fútbol, la final del Mundial, en la que logró marcar pero fue expulsado por propinar un cabezazo en el pecho a Marco Materazzi. Una triste manera de poner punto y final a una brillante carrera.
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Zidane fue uno de los mejores jugadores contra los que he jugado, el jugador más elegante del mundo en su mejor momento. Era fuerte y alto, aunque con una extraordinaria habilidad y una técnica maravillosa. Protegía la pelota y resultaba casi imposible arrebatársela.
Cambiaba de dirección con el balón con gran rapidez. Sabía regatear, chutar, hacer remates de cabeza y boleas. Tenía el equilibrio de alguien con la mitad de su estatura, el primer toque de los grandes delanteros. Verle jugar era fabuloso, un jugador con capacidad de cambiar el rumbo de un partido, que marcó el gol de la victoria en la final de la Copa de Europa. Cuando tenía la pelota parecía que bailaba con ella. No es de extrañar, por lo tanto, que fuera el jugador más caro del mundo cuando pasó de la Juventus al Real Madrid.
El hecho de que Zidane fuera un gran jugador no significa que también vaya a ser un gran entrenador. Muchos de los grandes han tenido dificultados al convertirse en entrenadores, mientras que algunos de los mejores entrenadores –como Ferguson, Mourinho y Wenger – tuvieron una carrera más bien modesta como jugadores. Como también es el caso de Rafa Benítez, al que Zidane sustituye como jefe del Madrid. El historial de Benítez como entrenador no era tan malo y era un madrileño que había jugado en el equipo filial del club y posteriormente había entrenado a los juveniles, pero no era lo suficientemente bueno para el Real Madrid. Cuando pierdes 4-0 en casa contra el Barcelona, es difícil mantener el mando del Madrid.
Zidane tiene un par de ventajas sobre Benítez. En primer lugar, tendrá el respeto inmediato de los jugadores porque estos saben lo que era capaz de hacer en el terreno de juego. Los jugadores son así; saben que no basta con hablar y piensan que pueden aprender de los más grandes para mejorar su propio juego. Le escucharán con entusiasmo.
Zidane también les entrenó durante dos años como asistente de Carlo Ancelotti cuando el Madrid ganó la “décima”. Le conocen bien porque les había entrenado cada día antes de que se marchara a entrenar al equipo filial del Madrid. Conocer a todos los jóvenes talentos del Madrid también será de gran ayuda. Vemos a muchos exjugadores del Real Madrid lograr buenos resultados en todo el mundo pero estoy seguro de que a los aficionados les gustaría ver a jugadores de la cantera.
Zidane también ha estado vinculado a Madrid durante muchos años y ha residido en la capital española aun no siendo de allí. Sabe quién es quién, forma parte del tejido. Y lo más importante es que se lleva bien con el presidente Florentino Pérez.
Zidane era muy popular entre los jugadores cuando trabajaba con ellos pero ni siquiera esto significa que vaya a ser un gran entrenador porque lo que va a hacer ahora no tiene nada que ver con lo que ha hecho anteriormente.
Vivirá un breve periodo de luna de miel pero ha tomado el mando de un equipo con problemas –es por esto que echaron a Benítez. Y por más que el Madrid hable sobre construcción de futuro, no nos engañemos, el Real Madrid quiere éxitos ahora. Falta paciencia y se exigirán resultados inmediatos. De no lograrlos, el club no estará muy contento.
Así es como funciona en el Real Madrid, que ha tenido 27 entrenadores en los últimos 25 años, más que en cualquier otro gran club. Si un técnico no gusta, lo sustituyen. Los medios y la afición son más rápidos en criticar a un entrenador que en Inglaterra, donde los aficionados son más respetuosos. Zidane no solo debe hacerlo bien sino que tiene que preparar a su equipo para competir con el mejor equipo del mundo, el Barcelona. Y lo tiene que hacer lo antes posible.
Entonces, ¿cómo debe hacerlo? Primero debe transmitir su amplio conocimiento del fútbol a los jugadores que ve a diario. El conocimiento no sirve de nada si no sabes compartirlo.
Será interesante ver cómo lo hace Zidane. Como jugador, Zidane era reservado con los medios; como entrenador, no tendrá escapatoria. Se esperará que hable a diario y se analizarán sus declaraciones palabra por palabra con mayor profundidad que cuando jugaba. Siempre habrá alguien que le critique y necesitará un carácter fuerte para tomar decisiones. Creo que tiene este carácter pero como diría cualquier entrenador que antes fue jugador –como jugador solo piensas en ti. Como entrenador lidiará con los problemas de 25 jugadores, y esto antes de que empiece con los asuntos fuera del campo en un club en el suceden muchas cosas tanto dentro como fuera del campo. Hay maquinaciones políticas e intriga, y siempre hay alguien que habla con los periodistas. Todo ello puede perturbar a un club.
Le deseo buena suerte a Zidane. La va a necesitar.
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