Diego Forlán: Con el clásico contra el Real Madrid a la vista, el Barcelona no tiene tiempo de llorar su eliminación europea

Albert Gea / Reuters
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El Barcelona está sufriendo tras una semana muy dura, pero no hay tiempo para reflexionar. El clásico del domingo en el Bernabéu va a ser aún más difícil, un partido que simplemente no puede permitirse perder o su temporada habrá terminado.

El Madrid se adelantaría con seis puntos de ventaja y seis partidos por jugar, uno más que su gran rival. El Barça no podría remontar.

Podría empatar para mantenerse cerca del líder, pero ganar – como ha hecho con frecuencia en Madrid – dejaría claro por qué es el campeón vigente y por qué es el equipo que siempre gana la liga mientras que el Madrid no la gana desde 2012, la única vez desde 2008.

Una victoria no solo pondría al Barça en la cima de la liga, sino que le daría un enorme impulso psicológico cuando más lo necesita. Obtendría más de tres puntos, porque le situaría por delante del Madrid en el sistema español que se basa en el resultado del enfrentamiento directo entre los dos equipos. Esto es como tener un punto más, pero incluso en el sistema de diferencia de goles se situaría a la cabeza.

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A pesar de todas las críticas, el Barça ha anotado 91 goles esta temporada. Ha marcado más y encajado menos goles que su gran rival. No ha sido una mala temporada para el equipo, pero lo parece, porque se ha puesto un listón tan ridículamente alto que se espera de él que gane la Liga o la Champions cada temporada. Y si no lo hace, se considera un fracaso.

Muchos hablan del final del Barça, el mejor equipo del mundo durante una década, y no es la primera vez. Ya he oído todo esto antes y no estoy de acuerdo. Hace tres semanas escribí lo grande que era este equipo, y ahora no voy a escribir sobre lo malo que es.

Lionel Messi, Luis Suárez y Neymar no han pasado de lo más alto a la mediocridad por unos cuantos malos resultados, pero ello les ha afectado psicológicamente. Ser eliminado por la Juventus en casa fue un gran golpe y, si bien sus jugadores pusieron una cara valiente y dieron las gracias a sus seguidores, les habrá afectado.

Sé de lo que hablo, todos los futbolistas hemos pasado por algo así, y es difícil. Todo el mundo critica al Barça, pero éste puede utilizar la adversidad como una fuerza para demostrar a los que están en su contra que sigue siendo un equipo magnífico.

¿Y qué mejor manera de hacerlo que en el clásico fuera de casa, el partido más duro que se pueda jugar?

Este partido le da al Barça la oportunidad de salir del estado mental que no le permitió marcar contra la Juventus. Esto no es lo que se espera del equipo, pero como ya dije en una columna anterior, una remontada de esta magnitud es posible, pero dos es muy poco probable.

No parecía el Barcelona de siempre –y lo mismo se podría decir del partido en Turín que perdió 3-0. Se puede culpar a la suerte, pero faltó ingenio y precisión ante la portería y en los pases.

La Juventus jugó bien. Se vengó de la final de 2015 y cuenta con mucha experiencia. Se mantuvo detrás para defender, pero también atacó al Barça en el contraataque y mantuvo a los defensas blaugrana ocupados. Paulo Dybala fue uno de sus mejores jugadores, manteniendo a Gerard Piqué pendiente de él. Juan Cuadrado también fue impresionante pero los defensas se llevaron todos los elogios y con razón.

El Real Madrid llega al clásico en una posición muy diferente. Sus jugadores todavía estarán llenos de adrenalina después de vencer al Bayern Múnich y clasificarse en uno de los mejores partidos de la temporada.

El Madrid ni siquiera está jugando en su mejor nivel, pero está ganando y Cristiano Ronaldo, que no ha sido inmune a las críticas, está marcando. Es un jugador increíble, ¿no?

Sin embargo, la victoria puede jugarte una mala pasada, te puede situar en una zona de confort y hacer que te creas lo que la gente dice de ti. El Barcelona podría hacer daño al Madrid muy rápidamente, especialmente si algunas decisiones de arbitraje le perjudican, como ocurrió a su favor contra un excelente Bayern Múnich.

El Madrid anotó cuatro goles contra del Bayern, pero es mucho más fácil jugar contra diez hombres en la prórroga. No fue un partido de 4-2, pero no me creo la teoría de una conspiración a favor del Barça y del Madrid.

He jugado cientos de partidos de fútbol y una constante ha sido que la gente siempre se queja de los árbitros, pero también que a veces tienes suerte y a veces no.

Una vez marqué en el Bernabéu y el Atlético estaba a punto de ganar cuando Klaas-Jan Huntelaar marcó el gol del empate en posición antirreglamentaria. ¿Pensé que se trataba de una conspiración? No.

Los árbitros actúan de manera diferente también. En el norte de Europa, dejan que el juego fluya. En España, silban más a menudo, pero los árbitros son humanos, cometen errores y esto siempre ha sido así. ¿Por qué cambiarlo?

El fútbol no quiere tecnología; no es como el rugby o la NFL. El espíritu del juego es diferente. Algunos jugadores se tiran, aprovechan un empujón o un toque y el árbitro se lo cree. Yo no me tiro, pero los equipos siempre han buscado ventajas, lo cual provoca pasión, sospechas y furia.

Si cambiamos esto, cambiamos todo el significado del fútbol que hemos vivido durante tantísimos años. No me gusta la idea de detener el partido cada vez que se cuestiona una decisión.

En el caso de que se introdujera la tecnología de vídeo, ¿cómo se utilizaría? Se detendría un clásico cada dos minutos, con acusaciones mutuas y conspiraciones.

Prefiero ver brillar la magia de los mejores jugadores del mundo y es por esto que veré el partido del domingo desde casa, con muchas ganas de ver lo que pasa y si el Barça es capaz de resurgir.

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